sujetándolo en zurdo
mientras ella yacía
al otro extremo del pasillo
con ese vestido franjado de rosa
suspendida en tacón elevado
y un collar matizado que de ella pendía.
Charlamos minutos que lucieron horas,
en tanto chispeaba el sonido de una fuente,
en tanto compartimos el humo y las palabras,
esas palabras que invaden a torrente.
Inoportunos e imprevistos
los que nos han caracterizado
y han llevado tantos intentos
a la ruina, todos han fracasado.
Tan solo vi el obscuro balanceo
de su corruptible silueta,
subir arrítmicamente un escaloneo,
ahí la caída de su vestimenta
imitando un ligero coqueteo
al llamado de una forma abrupta.
¿Que decir de ti mujer?
Que me tienes a la expectativa
o que me mantienes a la mitad del querer
y decidía compulsiva,
esto se resume entre
mis añoros y tu inocencia persuasiva...