Desertare a mi entrada juventud,
a los porvenires de la misma,mis enmiendas no iniciadas,
a los sueños sin realizar,
al relacionar mi vida y experiencia
o dar a conocer mis hazañas,
libero mi enjaulado albedrío
con la fugacidad de mi esencia.
Pues la intrínseca marea no soporta
mayor numero de barcos hundidos
aunque naufrague sin tormenta.
Renuncio a todo y a todos.
Pero jamas traicionare la senda del escritor.
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